Final de un cuento

 

Corto del corazón la aorta con el filo del resentimiento, corto el palpitar violento, para evitar desamores. Encierro el cuerpo moribundo en caparazón de nácar para protegerlo del amor y sus dolores, lo engaño en un encierro falso, solo le dejo el viento para que exprima letras de su tinta, para que se convierta en música, rica en savia viva en sentimiento. Corto del corazón sus venas con el filo del lamento, cortando así todo complemento y me encierro en mis pasiones.

 

Autor: Juan Pablo Núñez Regueiro.